Enseñar sin calificaciones ni boletines ni libros de texto...
¿Cómo es el método de las escuelas Waldorf?
Las
llamadas escuelas Waldorf, creadas por el filósofo austriaco Rudolf Steiner,
apuestan a un sistema pedagógico que se propone formar individuos capaces por sí
mismos de dar significado a sus vidas. En la Argentina hay más de 10
establecimientos de este tipo.
Los chicos aprenden a tejer, a cocinar y a trabajar una huerta. No reciben calificaciones ni boletines, y tampoco utilizan libros de texto. Además, desde el inicio de su educación escolar asimilan idiomas y transitan los siete años de la primaria junto a la misma maestra. Estos son tan solo algunos de los lineamientos que hacen a la metodología de las escuelas Waldorf un sistema pedagógico que se propone desarrollar individuos capaces por si mismos de dar significado a sus vidas. Es aplicada en más de 800 institutos alrededor del mundo y, en la Argentina, se enseña desde 1940.
Su creador fue el filósofo austriaco Rudolf Steiner, que en 1919 debió ocuparse de la educación de los hijos de los empleados de la fábrica de cigarrillos Waldorf Astoria, en Stuttgart, Alemania. Para ello instruyó a un grupo de maestros con los que fundó la primera institución de estas características. “Cuando los niños relacionan lo que aprenden con su propia experiencia, están interesados y llenos de vitalidad, y lo que aprenden se convierte en algo propio”, explica Henry Barnes, ex presidente del directorio de la Asociación de Colegios Waldorf de Norteamérica.
La pedagogía Waldorf se propone favorecer el desarrollo íntegro del individuo y para eso se equilibra lo académico con lo artístico y lo práctico. Para Steiner, los niños deben ir asimilando conocimientos de acuerdo a sus capacidades e interés y no por su edad o presionados por calificaciones. En los colegios Waldorf los maestros evalúan a los alumnos a través del contacto cotidiano y presentan a sus padres informes anuales sobre la evolución de los chicos.
Esta metodología de enseñanza trabaja por períodos de siete años. En el primero, que abarca desde la concepción hasta comienzos de la primaria, se enseña por imitación. En la infancia media, que va de los 7 a los 14 años, el aprendizaje se realiza a través de la imaginación, que despierta y activa los sentimientos. La adolescencia es el período de maduración de la personalidad y la etapa en la que se termina de desarrollar la actividad intelectual.
Rudolf Steiner consideraba que los niños no deben intelectualizarse precozmente. “Algo muy importante que diferencia este método de los otros es que se enseña todo desde el hacer. Si sólo se escucha y se repite, las cosas se olvidan”, explicaba la maestra Ana Reinhardt, del colegio Rudolf Steiner en una entrevista publicada por la revista Luna. El acercamiento al pensamiento abstracto, el trabajo con libros de texto y con profesores especializados se dan recién en la secundaria. La televisión y la computadora se utilizan en la formación a partir de la pubertad y se desaconseja su uso antes de esta etapa.
Cada colegio Waldorf constituye una entidad autónoma que no está administrada ni controlada por una autoridad central. Lo que los une es aplicación de la misma pedagogía. En todos los casos la dirección es colegiada, un consejo de maestros discute los asuntos pedagógicos y resuelve los problemas. Los padres participan activamente en la vida institucional.
En la Argentina hay alrededor de diez escuelas Waldorf. El primer colegio argentino de estas características fue el Rudolf Steiner, que se instaló en 1940 en Florida, en la provincia de Buenos Aires. Con los años, se fueron fundando otras escuelas, que surgieron en muchos casos para satisfacer las necesidades de padres que cuestionan la educación tradicional.
Los chicos aprenden a tejer, a cocinar y a trabajar una huerta. No reciben calificaciones ni boletines, y tampoco utilizan libros de texto. Además, desde el inicio de su educación escolar asimilan idiomas y transitan los siete años de la primaria junto a la misma maestra. Estos son tan solo algunos de los lineamientos que hacen a la metodología de las escuelas Waldorf un sistema pedagógico que se propone desarrollar individuos capaces por si mismos de dar significado a sus vidas. Es aplicada en más de 800 institutos alrededor del mundo y, en la Argentina, se enseña desde 1940.
Su creador fue el filósofo austriaco Rudolf Steiner, que en 1919 debió ocuparse de la educación de los hijos de los empleados de la fábrica de cigarrillos Waldorf Astoria, en Stuttgart, Alemania. Para ello instruyó a un grupo de maestros con los que fundó la primera institución de estas características. “Cuando los niños relacionan lo que aprenden con su propia experiencia, están interesados y llenos de vitalidad, y lo que aprenden se convierte en algo propio”, explica Henry Barnes, ex presidente del directorio de la Asociación de Colegios Waldorf de Norteamérica.
La pedagogía Waldorf se propone favorecer el desarrollo íntegro del individuo y para eso se equilibra lo académico con lo artístico y lo práctico. Para Steiner, los niños deben ir asimilando conocimientos de acuerdo a sus capacidades e interés y no por su edad o presionados por calificaciones. En los colegios Waldorf los maestros evalúan a los alumnos a través del contacto cotidiano y presentan a sus padres informes anuales sobre la evolución de los chicos.
Esta metodología de enseñanza trabaja por períodos de siete años. En el primero, que abarca desde la concepción hasta comienzos de la primaria, se enseña por imitación. En la infancia media, que va de los 7 a los 14 años, el aprendizaje se realiza a través de la imaginación, que despierta y activa los sentimientos. La adolescencia es el período de maduración de la personalidad y la etapa en la que se termina de desarrollar la actividad intelectual.
Rudolf Steiner consideraba que los niños no deben intelectualizarse precozmente. “Algo muy importante que diferencia este método de los otros es que se enseña todo desde el hacer. Si sólo se escucha y se repite, las cosas se olvidan”, explicaba la maestra Ana Reinhardt, del colegio Rudolf Steiner en una entrevista publicada por la revista Luna. El acercamiento al pensamiento abstracto, el trabajo con libros de texto y con profesores especializados se dan recién en la secundaria. La televisión y la computadora se utilizan en la formación a partir de la pubertad y se desaconseja su uso antes de esta etapa.
Cada colegio Waldorf constituye una entidad autónoma que no está administrada ni controlada por una autoridad central. Lo que los une es aplicación de la misma pedagogía. En todos los casos la dirección es colegiada, un consejo de maestros discute los asuntos pedagógicos y resuelve los problemas. Los padres participan activamente en la vida institucional.
En la Argentina hay alrededor de diez escuelas Waldorf. El primer colegio argentino de estas características fue el Rudolf Steiner, que se instaló en 1940 en Florida, en la provincia de Buenos Aires. Con los años, se fueron fundando otras escuelas, que surgieron en muchos casos para satisfacer las necesidades de padres que cuestionan la educación tradicional.
La libertad que se
plantea en la educación de los alumnos en estos colegios puede generar algunas
dudas, sobre todo pensando en la inserción a futuro en otros ambientes
académicos. Sin embargo, hace años que existen jóvenes que se forman en la
pedagogía Waldorf y que luego continúan estudiando. Quizás simplemente se trate
de lo que dice la frase que aparece en la portada de la página del Colegio
Rudolf Steiner: “El pluralismo en el sistema educativo y el derecho de los
padres a elegir libremente la educación de sus hijos son la expresión de una
sociedad libre.”